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Módulos para aliviar el hacinamiento

| La estructura de acero que albergará a 600 reclusos y la reconstrucción del penal de Libertad, son prioridades

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R. ROSSELLO / J.L. ALVAREZ

La superpoblación carcelaria se ha convertido en uno de los problemas más acuciantes del sistema penitenciario del país. En diez años se incrementó en un 49% y los dos últimos años fueron de un crecimiento exponencial. Con cifras récord y grados crecientes de hacinamiento en prácticamente todo los centros, el número de procesados continúa en aumento.

Las condiciones extremadamente precarias del penal de Libertad, luego del motín que lo destruyera en marzo de 2002, se ven agravadas por los continuos enfrentamientos entre grupos rivales que hasta el momento han dejado media docena de muertos y varios heridos.

Si bien la única solución plausible para aliviar la superpoblación es la creación de nuevos centros, los recortes presupuestales vuelven esta posibilidad sencillamente utópica. No obstante, el Ministerio encara este año dos medidas que podrían ayudar a descomprimir la situación: la concreción de la cárcel en módulos para 600 reclusos y la refacción del penal de Libertad.

El diagnóstico para el sistema carcelario es comprometido. Las iniciativas de rehabilitación, cometido central del sistema, chocan con esta realidad. Asimismo, los datos numéricos revelan otro aspecto que es permanente factor de conflicto entre los reclusos: el 67% de la población carcelaria espera sentencia, sólo el 33% de los reclusos alojados en distintos centros purga sentencia firme.

SUPERPOBLADAS. El Complejo Carcelario de Santiago Vázquez y las cárceles departamentales de Canelones y Maldonado han excedido largamente su capacidad locativa. El caso del Comcar es, tal vez, el más acuciante ya que su población actual triplica la capacidad para la que fue originalmente construida la prisión.

"Tenemos una población que desborda la capacidad de los centros de reclusión", reconoció el ministro Guillermo Stirling al ser consultado por El País en torno a la situación del sistema. "Esto tiene una incidencia directa con la posibilidad de desarrollar políticas de rehabilitación, como las que se vienen practicando en algunos centros", agregó. "Por esta razón tenemos que buscar rápidamente soluciones".

Una posibilidad de paliar esta situación es la recomposición del Penal de Libertad con dos tipos de obras. Una de ellas es la nueva cárcel construida en módulos de acero con capacidad para 600 reclusos, la otra es la refacción del viejo penal. "Es lo menos gravoso para complementar con los módulos un ámbito que descomprima esta situación", indicó Stirling.

La reconstrucción del penal destruido por los reclusos en el motín de marzo de 2002 tendrá un costo de un millón y medio de dólares, suma que el Ministerio del Interior empleará de sus propios fondos presupuestales para 2003.

Sin embargo, aún estas soluciones no serán suficientes para enfrentar el déficit de capacidad locativa que tiene el sistema penitenciario en su conjunto. Según las propias estadística del Ministerio del Interior este déficit se ubica en 3.498 plazas que exceden la capacidad real.

MODULOS. En la primera quincena de marzo, según las estimaciones de las autoridades, quedarán habilitados los 200 módulos de acero construidos por la fábrica estadounidense Norment Security Group.

Las celdas antivandálicas tienen capacidad para tres reclusos cada una y tuvieron un costo de 2,8 millones de dólares. El conjunto de celdas que conforman cada módulo va inserto en una estructura de hormigón que fue construida por una empresa nacional, así como las terminaciones, saneamiento e instalación eléctrica de los mismos. Este complejo carcelario dentro del Penal se convertirá en el núcleo de la penitenciaría de máxima seguridad, con lo cual las estructuras del viejo penal quedarán habilitadas para reclusos con regímenes de media seguridad. Esto permitiría trasladar un número importante de reclusos alojados en Comcar que no deban cumplir medidas de máxima seguridad, según explicaron fuentes ministeriales consultadas.

Esta redistribución permitiría además retornar los casi cien reclusos actualmente alojados en La Tablada, el ex local del Iname que presenta serias carencias como prisión y requiere personal reforzado de vigilancia por esta razón.

PERFILES. Algunos rasgos en la composición de la población reclusa reflejan también las características del fenómeno delictivo que azota al área metropolitana, en particular.

Sobre una población de 6.398 presos en todo el país, el 95% de ellos son hombres cuyas edades se ubican mayoritariamente en la franja que va de los 18 a los 30 años de edad. El porcentaje de primarios es altamente preocupante, según expresaron fuentes consultadas, ya que asciende a un 52%. Ello significa que hay cada vez más individuos que se vuelcan a actividades delictivas de distinto tipo. Los reincidentes presentan un cuadro igualmente preocupante con un 48% de incidencia en el total de la población.

El incremento de la población carcelaria fue prácticamente explosivo en los dos últimos años. En cifras acumuladas entre 2000 y 2002 hay 2.029 reclusos más alojados en los distintos centros de detención.

Otro dato manejado por el Ministerio del Interior revela la existencia de un porcentaje marcadamente mayoritario de reclusos no penados. La confirmación de la sentencia, que implica el cumplimiento firme de una pena para el recluso, implica un permanente factor de conflicto. Actualmente existen 4.291 procesados y sólo 2.107 penados en el número total de la población. Mediante un acuerdo reciente entre la Fiscalía de Corte y el Ministerio del Interior se inició un sistema de información periódica sobre el estado de las respectivas causas para el recluso. De esta manera se entiende que el recluso podrá tener una información certera acerca de su situación que es renovada cada tres meses a través de una nota que el Ministerio envía a cada uno de los presos que cumplen condenas más largas.

Nueva prisión made in USA tendrá 200 celdas

Doscientos módulos de acero con capacidad individual para tres reclusos componen la nueva cárcel que las autoridades aspiran a habilitar en el mínimo tiempo posible y en el que se trabaja febrilmente, por parte de la empresa encargada de la obra, una vez superada la licencia anual del personal.

El inspector mayor Carlos Ayuto, responsable interino del establecimiento, realizó junto a El País una minuciosa recorrida por las nuevas instalaciones, las que se ubican en uno de los patios contiguos al viejo edificio hoy semidestruido y a la vez también contiguo a la Administración del Penal, precisamente en el predio donde después del último motín se colocó en carpas a un grupo de presos que presuntamente estaban "condenados a muerte" por sus pares.

Los doscientos módulos, de procedencia estadounidense, se agruparán en dos cuerpos del edificio. Estos no son más que enormes estructuras de hormigón armado que protegerán de las contingencias climáticas a los módulos de acero que alojarán a los reclusos.

Una de esas estructuras de hormigón albergará dos plantas de los módulos que actualmente se vienen acondicionando y la restante sólo un piso.

En su interior cada habitáculo consta de tres cuchetas de acero, soldadas a la pared del mismo material, a manera de estantes, y cada una de ellas provistas de colchón.

La pequeña celda tiene ubicada frente a las cuchetas una mesa, también unida a la pared y los asientos para que los presos puedan alimentarse sentados o utilizar los mismos para entretener sus horas de reclusión.

En una esquina de la celda se ubicará el inodoro de acero inoxidable, la pileta y adosado a la pared un espejo del mismo material. En la esquina contigua se prevé la colocación del duchero de cada módulo, extremo que aún está estudio de los técnicos que decidirán la conformación definitiva de la celda.

Todo intersticio que permita la introducción de elementos punzantes – como por ejemplo los que derivan de las soldaduras de paredes, techos o de los elementos de higiene –, está siendo rellenado por una silicona, que rápimente solidificada, adquiere una consistencia igual a la del metal, haciendo imposible la introducción de cualquier "corte" o similar en esas zonas.

Las paredes de cada módulo son de chapa doble. El espacio de diez centímetros entre cada hoja de metal, está reforzado por otra chapa de similar grosor colocada en zig-zag y totalmente relleno de hormigón. Ello equivale a veinte centímetros de hormigón entre dos módulos contiguos.

A su vez las chapas que componen cada pared están unidas entre sí por varias soldaduras y posteriormente pintadas.

La base de los módulos es una estructura de hormigón armado de veinte centímetros de espesor y su parte superior, que será el piso de los habitantes de cada módulo, es de portland lustrado.

Los techos por su parte, son de chapa y tienen las mismas características de las paredes, en el caso de la estructura, que albergará un solo piso de módulos, tienen diez centímetros de hormigón armado, sobre los mismos.

Las pesadas puertas, con doble mecanismo de cerradura, tienen una pequeña ventana cuadrada de 20 centímetros de lado, enrejada y una abertura rectangular inferior, por donde se introduce el plato de comida, que continuará siendo repartida por los propios presos, dentro del celdario.

En el lado opuesto de la habitación otro pequeño orificio permitirá la ventilación directa de la celda.

No se conocen aún los criterios de selección a utilizar para la formación de los núcleos de presos a alojarse en cada módulo, aunque se descuenta que aquellos de mayor peligrosidad serán alojados en el mismo sector.

La disposición de las celdas de acero en relación a donde se emplazará la vigilancia de cada sector, asegura un control visual muy difícil de evadir para cualquier recluso. Es evidente que el futuro emplazamiento del lugar de reclusión, por sus características, evitará el contacto múltiple que actualmente se da y que facilita, el contacto de todos los presos entre sí, con los consiguientes incidentes que en los últimos tiempos han causado ya muchas muertes. entre los presos.

Datos

- La población carclearia asciende actualmente a 6.398 reclusos en todo el país, incluyendo Comcar, Libertad, Cárcel de Mujeres, Tacoma y las 19 cárceles departamentales.

- En la composición de la población reclusa ha experimentado un incremento el número de primarios absolutos. Los primarios representan el 52%, en tanto que los reincidentes son el 48%

- La cantidad de presos que están solamente procesados representa en el total el 67% de la población, en tanto que los penados son sólo el 33%.

- La capacidad locativa real de todos los centros de reclusión es de 2.900, lo cual arroja un déficit locativo de 3.498 plazas.

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