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Cambio en normas sanitarias benefician a carne uruguaya

| El jerarca de la OIE dijo que sistema de trazabilidad uruguayo no lo tienen ni los países más desarrollados del mundo

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PABLO ANTUNEZ

Los cambios que propone la Comisión de Código de la Oficina Internacional de Epizootias (Organización Internacional de Salud Animal) a partir de mayo próximo, beneficiarán a países exportadores como Uruguay, porque posibilitarán mejorar el acceso a los mercados con productos como la carne. Se eliminará la lista A y la B, en donde se contemplan las enfermedades de mayor riesgo para el comercio, conformándose una sola nómina, pero a la vez, manejándose un concepto distinto. "Será el de las enfermedades urgentes y dentro de éstas se tendrán en cuenta las condiciones epidemiológicas, no la enfermedad misma", explicó el Dr. Alejandro Thiermann, presidente de la Comisión de Código Zoosanitario Internacional de la OIE.

La idea es manejar, en un solo documento, las enfermedades que permitan "justificar una restricción de comercio y que la urgencia de la denuncia se deba a las condiciones de comportamiento de la enfermedad, no al hecho de que exista".

Si hay fiebre aftosa en Brasil y un nuevo brote de la dolencia en un Estado donde ya se conocía, esa enfermedad no es urgente, porque es una situación que ya se conoce. Contrariamente, si apareciera en un país libre como Chile, sería considerada urgente. Lo mismo sucedería si cambiara el comportamiento y comenzara a afectar a los seres humanos (la aftosa es inocua para la salud humana).

NO APURARSE. La OIE también está buscando "prevenir que un país acelere su reconocimiento de libre sin vacunación, cuando las condiciones regionales no están listas para que mantenga ese status". Desde el punto de vista del presidente del Comité Sanitario y Fitosanitario de la Organización Mundial de Comercio (OMC), con las nuevas reglas de la OIE "estamos proponiendo que Uruguay pueda comercializar la carne, ya sea un país con vacuna o uno libre, sin tener que deshuesar ni que someterla a las condiciones exigentes que hacen otros países". Lo que no podrá hacer es mover libremente sus animales de un país a otro, pero sí su carne.

Thiermann, que participó del Congreso Regional 2003 de OPIC en Punta del Este, no considera a la fiebre aftosa como una enfermedad "económica". No afecta la salud de los humanos aunque "hubo países que tomaron decisiones injustificadas. Inglaterra mató, tiró y quemó animales, cuando se podían haber consumido. Llegaron al extremo que ni siquiera querían consumir carne de animales vacunados. Esa es una falla por parte de los políticos, que no saben lo que es un riesgo real.".

Por eso, si se cambian las reglas desde el punto de vista que "un país que ha tenido la infección pueda comercializar su carne, el riesgo baja inmediatamente en cuanto a impactos económicos de la enfermedad".

CREDIBILIDAD. A partir de esos cambios propuestos —se aprobarían en mayo—, cada vez tendrá mayor peso la credibilidad del país y sus servicios veterinarios. "Es importante enfocar en la calidad y credibilidad de los servicios veterinarios, en vez de enfocar si un país es libre o no de una enfermedad. Hoy hay países que se declaran libres y no tienen la habilidad para detectarla". Para Thiermann, "Uruguay tiene un servicio veterinario excelente. Me di cuenta a través de las negociaciones en OIE y con EE.UU.".

Aseguró que existe un sistema de trazabilidad "a nivel individual, que no tienen siquiera los países más desarrollados del mundo. Es un país que ha logrado tener un muy buen sistema de vigilancia y un muy buen diálogo con el sistema productivo". Y admitió que hizo una campaña de erradicación de aftosa "milagrosa y por culpa de los vecinos que no alcanzaron el mismo nivel, se reinfestó".

Honestidad

"La OIE no tiene el nivel jurídico como para establecer sanciones sanitarias" y, por consiguiente, no puede castigar a los países que no ofrecen transparencia en las informaciones sobre su sanidad animal. Thiermann, estimó que "con el tiempo los países y los importadores, van a empezar a darle valor a la transparencia y a la honestidad de la comunicación".

Para este experto, con la reinfestación de fiebre aftosa que sufrió Uruguay en el 2001, también "aprendió una lección muy dura".

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