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Uruguayos prefieren folklore al rock

| La música tropical en segundo escalón. Rada y Jaime Roos, terceros. Estudio a nivel nacional dio fin al misterio

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ANTONIO ALVAREZ

Ilustrados y valientes. Así quieren verse los uruguayos a sí mismos. Pero ya se sabe que la realidad y las frases del mármol casi nunca coinciden en los hechos. Desde aquella expresión de deseo de Artigas ha pasado bastante más de un siglo de instrucción vareliana bajo el puente y ya nadie se atreve a estas heroicas generalizaciones.

Pero hace un año la Facultad de Humanidades salió a buscar una verdad posible acerca de la relación entre los uruguayos y la cultura. Un equipo de investigadores encabezado por Hugo Achugar realizó una encuesta a nivel nacional, todavía inédita, para determinar las inclinaciones y gustos del uruguayo promedio, cuyos resultados traerán consigo una ola de reflexiones y polémica.

En el camino la investigación obtuvo algunas certezas deslumbrantes. Y sobre todo muchas preguntas, las suficientes como para encarar nuevas líneas de investigación, como si este asunto de la cultura uruguaya se tratara de un gran juego de cajas chinas.

"Desde el principio queríamos que fuera un estudio que abarcara también el imaginario. Es decir, la autopercepción colectiva. Pero además nuestro objetivo fue establecer las bases para que quienes tomen decisiones puedan diseñar con datos confiables políticas de acción cultural", afirma Achugar, doctorado en Letras en Pittsburgh y profesor titular de Literatura Latinoamericana en Facultad de Humanidades.

Los uruguayos van a llevarse algunas sorpresas con las respuestas dadas por los propios uruguayos. La encuesta fue abierta, por lo cual cada entrevistado pudo elegir hasta tres géneros musicales.

Por lejos, el folklore es la música más escuchada en todo el país. Un 42 por ciento de los orientales dijo que es su ritmo preferido, frente a otros acordes más contemporáneos sobre los cuales se apoyan generosas maquinarias de marketing.

Los Fatales, Bola Ocho y tantos otros cultores de la llamada "música tropical" pueden estar orgullosos de su incesante trajín por las rutas del país. Están en el segundo escalón de preferencias orientales con el 36 por ciento de las mismas dentro del rubro música tropical, la salsa y el merengue.

La "música popular" se encuentra en el tercer puesto del top ten de la música nacional. En este rubro los investigadores incluyeron los nombres de Ruben Rada, Jaime Roos o Laura Canoura a efectos de ejemplificar el caso. Uno de cada tres uruguayos (33%) los colocó en el altar de los elegidos.

A caballo de MTV y de los grandes sellos discográficos, el rock y el pop ocuparon la cuarta plaza de la encuesta con 27 por ciento de las preferencias, seguido por la música clásica (24%), el tango (23%), la murga y el candombe (22%), la música brasileña (22%) y el jazz, el blues y la música religiosa (8%).

CINE, RADIO, ACTUALIDAD. ¿Los uruguayos somos cultos? Es difícil afirmarlo. Si de algo ha servido la encuesta de la Facultad de Humanidades es para saber de manera descarnada y sin demagogia cuánto, cuándo y cuál es el consumo cultural del uruguayo promedio en todos los rubros.

El 46 por ciento va al cine una vez al año. Un 17 por ciento dice ir al menos una vez por mes. Solo un 3.5 por ciento va todas las semanas al cine o a cineclubes en busca de estrenos y novedades en cartel.

El 7 por ciento de la población uruguaya nunca fue al cine. En el interior la cifra se eleva al 14 por ciento, en tanto que en Montevideo apenas 1.4 por ciento dice no haber pisado jamás una sala.

La avidez por el cine nacional es indiscutible. El 62 por ciento de los uruguayos alguna vez en su vida vio cine hecho aquí. Solo 11 por ciento pagó su entrada en salas cinematográficas, mientras que 6 por ciento accedió a las mismas por video y 28 por ciento accedió a cine nacional mediante la tevé.

El teatro, otro de los grandes ámbitos del entretenimiento, se mantiene unas líneas por debajo del cine en materia de espectadores. El 18 por ciento de los uruguayos afirman haber ido al teatro en el último año.

Aunque sea difícil de creer, el Carnaval también es un mayor imán en el interior. Se consolidó como fenómeno local desde el momento que 55 por ciento de los uruguayos de tierra adentro dicen haber concurrido a la fiesta del Dios Momo en el último año. En Montevideo, el índice de carnavaleros alcanza al 33 por ciento.

La radio y la tevé son también objeto de polémicas entre los uruguayos. Un 74 por ciento cree que la tevé uruguaya debería trasmitir menos programas argentinos. Este gusto por lo nacional se reafirma al saber que 72 por ciento de los televidentes quieren telenovelas dirigidas, escritas y protagonizadas por artistas locales.

La radio también es una pasión uruguaya por excelencia: el 85 por ciento de los uruguayos escucha las ondas que llegan del éter todos los días. El índice es curiosamente alto, máxime teniendo en cuenta que en Europa la tasa de oyentes diarios no llega al 60 por ciento.

LO QUE SOMOS. Los resultados finales permitirán saber cuántos uruguayos están afectados al trabajo voluntario o qué porcentaje de la población maneja más de un idioma y hasta tener un ranking de bilingüismo.

La encuesta bucea en los comportamientos urbanos. Convendrá que las intendencias tomen nota que 92 por ciento de los uruguayos están de acuerdo que haya multas para los que ensucian la calle, aunque los responsables sean ellos mismos.

También el equipo encontró en el interior algunas trazas del llamado "Uruguay profundo" e Internet fue un buen patrón de medida.

Uno de cada seis uruguayos residentes en el interior (17%) no sabe lo que es Internet. Si la pregunta se hace en el interior de Salto el número se eleva a 44 por ciento, o sea más de cuatro de cada diez no tiene idea de que se trata la red de redes.

La amplitud del relevamiento permitió encontrar algunos fenómenos sin explicación aparente. Por ejemplo, la permeabilidad de la sociedad minuana a las expresiones de la televisión brasileña y argentina, insólita para un departamento mediterráneo. "Son ese tipo de temas que nos permitirán crear nuevas investigaciones a partir de estos datos primarios", asegura Sandra Rapetti, responsable de la investigación a nivel nacional.

INVENTARIO CULTURAL. Cuando esta investigación vea la luz pública, será la primera vez que Uruguay tenga entre manos un verdadero inventario en infraestructura cultural.

Será otra de las revelaciones más interesantes de la investigación. El trabajo de campo obligó al equipo a crear sobre la marcha una separata que no estaba prevista en la hoja de ruta inicial: la construcción de un verdadero directorio de equipamiento cultural en todo el país.

El criterio para el concepto de "infraestructura cultural" fue amplio hasta donde era posible. Abarcó inclusive los servicios públicos como la luz, el agua y el teléfono en el convencimiento que el acceso a los mismos es clave para conformar un retrato cultural de una localidad.

"Ciertos resultados que nos sorprendieron llevaron a relevar equipamiento cultural. Por ejemplo, 31 por ciento de las personas que viven en el interior de Salto nunca fue al cine. Entonces quisimos saber el porqué de la respuesta. Eso se explica porque el cine más cercano queda a una gran cantidad de kilómetros", afirma Susana Dominzaín, responsable de la investigación desarrollada exclusivamente en Salto.

Ahora con los resultados a la vista, el equipo de Humanidades quiere más. Saben que para que haya un proceso de investigación permanente habrá que moverse con inteligencia en el ámbito político e internacional.

Lo primero que hará Achugar y compañía es entregar en mano propia los ejemplares recién salidos de la imprenta a legisladores, encargados de cultura de las intendencias, jerarcas del Ministerio de Educación y del Ministerio de Economía y Finanzas. ¿La razón?: comprometer a todos los que toman decisiones a poner alguna ficha más por la cultura sobre la mesa de apuestas.

El 43% no lee libros; en Europa es similar

Con el trabajo ya comenzado, los investigadores cayeron en la cuenta que las comparaciones resultaban odiosas pero necesarias. "A nivel de Latinoamérica había muy pocos antecedentes de trabajos similares. Alguna cosa de Argentina y Venezuela de principios de los años 90. Pero nuestros planteos tuvieron respuesta de Venezuela y es posible que en breve trabajemos en un proyecto común", dice Achugar.

Sin embargo, los lazos con Europa permitieron realizar algunos cotejos interesantes. Uruguay tiene un nivel de no lectura de libros similar al de los países de la Unión Europea. El 43 por ciento de los uruguayos casi nunca o nunca lee, de acuerdo a este trabajo. Se trata de un índice idéntico al promedio de más de quince países del Viejo Mundo.

Para Achugar es un índice relativamente tranquilizador. Uno de cada tres uruguayos (30%) lee varios libros al año, en tanto uno de cada cuatro lee algún libro al año, según el estudio patrocinado por la Fundación Rockefeller.

El ranking de lectura de libros puede explicarse de muchas maneras. Por lógica Montevideo es la región del país donde se lee más. Un 63 por ciento de la población dice acudir a los mismos en su tiempo libre, mientras que Tacuarembó —la "patria" de varios escritores famosos como Tomás de Mattos y Washington Benavídez— está en el segundo peldaño con el 61 por ciento.

Colonia con 59 por ciento de índice de lectura y Salto con 57 por ciento son los otros distritos lectores más importantes del país, de acuerdo con los resultados del sondeo nacional.

Las diferencias con el resto del país pueden ser enormes. Una idea básica: el índice de lectura en el interior de Salto es del 39 por ciento y está bastante por encima del que se relevó en todo el departamento de Artigas, donde solo 33 por ciento de la población dice leer aunque sea un libro al año.

Durazno y Rivera se cuentan además entre los restantes departamentos con menor afición a los libros: 36 por ciento y 38 por ciento, respectivamente.

Otra de las sorpresas es la afición de los uruguayos por los recitales de poesía. El 8 por ciento de los uruguayos dice haber ido a recitales de poesía en el último año. En Salto la concurrencia llega a 16 por ciento de la población general. "Fue una auténtica sorpresa para todos. Desde Montevideo es común creer que la poesía es un fenómeno underground. Pero en el interior y en ciertos círculos capitalinos hay una red de poesía importante", confirma Achugar, quien también es un reconocido poeta.

La danza también es un fenómeno del interior. Fuera de Montevideo, 18 por ciento de la población acudió a ver shows de danza moderna, ballet o folklórica en el último año, mientras que en capital la proporción de concurrentes bajó a 14 por ciento. Y un dato reafirmatorio: en el interior salteño —todo menos capital— el público de danza llegó a 35 por ciento.

840 millones

A mediados de los 90, Uruguay se subió a la tesis mundial de que la cultura es algo más que una tarea para manosantas o bohemios impenitentes. Tiene su propio peso en el Producto Bruto Interno en dólares. La cultura uruguaya mueve unos 840 millones de dólares al año y de la actividad viven 60 mil personas, según una investigación realizada en el año 2000 por los economistas Luis Stolovich y José Mourelle, y las sociólogas Graciela Lescano y Rita Pessano.

Según el trabajo, las familias uruguayas destinan 4.4% del ingreso familiar al consumo de bienes y servicios culturales. El 30% del sector medio alto de la sociedad realiza el 53.6% del gasto en cultura.

El libro saldrá a la venta en julio 2003

El estudio se encuentra en su etapa final. Se estima que el libro estará a principios de julio en las librerías bajo el sello Trilce. La elección de una editorial privada no es caprichosa y aunque Achugar no lo dice explícitamente tiene mucho que ver con la inspiración del proyecto que pretende dejar de lado el autismo para unir con eficacia el universo académico y el productivo.

"En este momento estamos en la etapa de interpretación de los números", dice Hugo Achugar, director del proyecto que aúna esfuerzos entre la Universidad de la República y la Fundación Rockefeller.

Todos los proyectos académicos surgen de alguna obsesión. La de Hugo Achugar era que Uruguay tuviera datos mensurables de consumo y comportamiento cultural. "No se puede diseñar políticas culturales desde los distintos espacios de poder si no existe un claro retrato de lo que pasa en el país en el ámbito de la cultura", afirma Achugar.

El informe final se basará en 3.467 entrevistas en 47 localidades de más de 5 mil habitantes en los 19 departamentos. De esta manera se valida la información urbana. Para establecer un informe del Uruguay rural, el equipo eligió a Salto para echar un "zoom" sobre comportamiento cultural. Allí se realizaron 371 encuestas en 22 localidades de menos de 2 mil habitantes.

El diseño de la encuesta fue llevado a cabo por los investigadores del Banco de datos de la Facultad de Ciencias Sociales.

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